El proceso de eliminación de tatuaje se realiza con un equipo de Láser Q-Switch de Nd-YAG, ya que es la mejor y más avanzada opción. Proporciona los mejores resultados, sobre todo en tatuajes realizados con tintas oscuras, mayor antigüedad del mismo y sin repaso, mientras que los colores más claros son más resistentes y requieren mayor número de sesiones.

En la realización del tatuaje, se le insertaron partículas de tinta grandes para que el cuerpo no pueda eliminarlos, al aplicar el láser sobre el tatuaje, fraccionamos esas partículas de tinta, en partículas más pequeñas, para facilitar su eliminación mediante la linfa, orina y sudoración.

Las sesiones se deben repetir cada 4 a 6 semanas, con el fin de dar tiempo a que el organismo elimine los fragmentos de tinta resultantes de la acción del Láser, precisándose un mínimo de 5 sesiones para borrar la mayoría de tatuajes.

El 100% de eliminación no se puede garantizar, dependiendo del color y mezclas de tintas que puede contener el tatuaje, color de la piel, localización, tamaño y otros factores imprevisibles.